igualdad de género y desarrollo sostenible

Igualdad de género y desarrollo sostenible: ¿Cuál es el escenario actual?

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Aportaciones finales de Alejandra Nuño, socióloga y Managing Director at Acuam&HealthCare

Entre los temas más importantes a desarrollar y resolver tras la pandemia, lo de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que se inició en el año 2015 para poner fin a la pobreza y encauzar al mundo en el camino de la prosperidad y evolución, es uno de los más urgentes. Sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) están centrados en la transformación total de los sistemas financieros, económicos y políticos que rigen hoy en nuestras sociedades para que se pueda garantizar los derechos humanos de todos.

¿Idílico o realista? Sin embargo, a día de hoy, como reconocieron los Estados Miembros en la Cumbre de los ODS, los esfuerzos mundiales realizados han sido casi totalmente insuficientes para lograr el cambio que necesitamos, poniendo en peligro la promesa de la Agenda a las generaciones actuales y futuras.

El Informe presentado sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2020 reúne los últimos datos para mostrarnos que, antes de la pandemia, los progresos continuaban en una posición de desigualdad y no estábamos bien encauzados para cumplir con los Objetivos para el año 2030. Aun así, cabe destacar que se observaban algunos avances tal y como se presenta en el Informe de los objetivos de Desarrollo Sostenible del 2020:

“Había disminuido la proporción de niños y jóvenes que no asistían a la escuela, la incidencia de muchas enfermedades transmisibles estaba disminuyendo, había mejorado el acceso al agua potable con una gestión segura y estaba aumentando la representación de la mujer en las funciones directivas. Al mismo tiempo, aumentaba el número de personas que padecían inseguridad alimentaria, el medio ambiente natural seguía deteriorándose a un ritmo alarmante y persistían los drásticos niveles de desigualdad en todas las regiones”. Tras los datos presentados, se concluyó que el cambio pedido aún no se producía al ritmo necesario.

Entre todos los ODS queremos hacer hincapié en este estudio en el objetivo de igualdad de género y desarrollo sostenible. Analizaremos cuál es la condición femenina tras la COVID-19 y avanzaremos propuestas y opiniones.

¿Cómo queda el escenario acerca de la igualdad de género y desarrollo sostenible tras la COVID-19?

Debido a la COVID-19, una crisis sanitaria, económica y social sin iguales, la   amenaza para el cumplimiento de los ODS se presenta muy tangible.

En absolutamente todo el planeta, los jóvenes sufren los efectos de manera desproporcionada, en particular en el mundo laboral. Las mujeres y las niñas se enfrentan a nuevas barreras y amenazas más fuertes que nunca. Estás van desde una pandemia de violencia en las sombras (los casos de violencia doméstica han aumentado considerablemente durante la COVID-19) hasta las cargas del trabajo de cuidados (a ancianos y niños) no remunerado. ¿Por qué esto todavía supone una carga casi exclusiva de las mujeres? Lejos de socavar los fundamentos de los ODS, las causas originales y los efectos desiguales de la COVID-19 demuestran precisamente por qué necesitamos la Agenda 2030 y la urgencia de implementar todas sus medidas a pasos agigantados.

Entre los puntos más importantes de la ODS, es preciso fortalecer urgentemente el empoderamiento de todas las mujeres y niñas para poder empezar a crear sociedades más inclusivas y equitativas en todas partes. La igualdad de género y el desarrollo sostenible son fundamentales a la hora de obtener una sociedad mejor.

Igualdad de género en el desarrollo sostenible: la opinión de una experta

Por Alejandra Nuño

Hace justo ahora 21 años que mi padre me vaticinó con claro escepticismo que no sabía muy bien cómo me iba “a mantener” teniendo en cuenta que mi tesis de carrera analizaba la relación entre salud e igualdad género, era el videojuego “Lara Croft” – lo que implícitamente conllevaba a una clara evidencia de cómo la construcción biológica es campo de lo político, fruto de distintas construcciones sociales a lo largo de los diferentes contextos socio-económicos.

Probablemente, “no le faltaba razón”. Sin embargo, lo que más me llama la atención no es tanto la incertidumbre que le provocaba a mi padre la naturaleza de mi carrera, sino que sorprendentemente 21 años más tarde, sigan vigentes algunos de los paradigmas que en su día argumentaban mi proyecto; lo que constata cuando se trata de avanzar en materia de salud, mujer, biología y progreso social, “el tiempo necesita mucho tiempo”.

Hablar de prosperidad social. Hablar de bienestar. Hablar de sociedades sostenibles. Es sin lugar a duda, poner el foco en salud e igualdad de género. Son dos caras de la misma moneda, como bien recogen los 17 Objetivos de Desarrollo (ODS) de la Agenda 2030. Y aunque una de las consecuencias que genera la lentitud de las transformaciones sociales es precisamente tintar el progreso de escepticismo, no se puede negar que en el 2020 se estaban capitalizando avances significativos en los compromisos ODS de la Agenda 2030 y, por tanto, claros adelantos en materia de salud y bienestar de las mujeres.

Cambios en urgencias y prioridades con la pandemia de Covid-19

Sin embargo, la llegada de la pandemia supuso un choque frontal en la configuración de urgencias y prioridades de las agendas globales. El Covid puso en evidencia dos grandes realidades que claramente juegan en “dos ligas bien distintas”: Por una parte, demostró sin pudor la vulnerabilidad del Sistema Nacional Sanitario de las sociedades más avanzadas. En segundo lugar, la crisis sanitaria impactó con golpe seco provocando un retroceso en materia de bienestar y desarrollo sostenible en aquellas naciones donde, además del Covid, las personas se siguen muriendo de hambre.

Es bien sabido que las crisis siempre golpean dos veces en la puerta de los más vulnerables. Y prueba de ello son los datos que arrojan con clara evidencia el incremento en los niveles de pobreza de las economías más frágiles, un sufrimiento adicional en alcanzar los derechos más fundamentales del ser humano, como son la salud y la igualdad de género, estrechamente vinculados.

Centrándome en datos sobre salud y desigualdad de género aportados por la ONU, la emergencia sanitaria ha puesto en jaque mate para la salud mental, con claras evidencias en los colectivos sanitarios donde las mujeres representan más del 70%. Las mujeres han sufrido especialmente la vulnerabilidad económica porque ocupan puestos con salarios más bajos, suelen tener menos ahorros y más dependientes a cargo, han invertido el doble de tiempo en tareas domésticas y cuidado de terceros durante la pandemia, o siguen encabezando la manutención íntegra de familias monoparentales. Todo ello agravado por el incremento de violencia machista al tener que convivir con sus propios asesinos durante el confinamiento. Imagen doméstica que solo de pensar en ella, me aterra.

Sin embargo, la grave situación que estamos viviendo no debe mermar nuestros esfuerzos, sino por el contrario, debe potenciar el revulsivo que ha supuesto esta etapa sanitaria tan difícil reenfocando nuestro compromiso con la Agenda 2030, porque si antes era importante, ahora es crucial cerrar a cal y canto cualquier rendija de escepticismo ante los progresos en materia de salud, sostenibilidad e igualdad de género. 

Contribución de empresas con la salud de la mujer en 5 pasos

Como mujer trabajadora y madre monoparental, quiero promover la gran oportunidad que tienen las empresas de promover la integración en sus propuestas de valor, un firme compromiso con la salud y el bienestar con miles de trabajadoras que ocupan las sillas y filas de nuestras plantillas. Promover una mejor salud laboral e integración estable en el entorno laboral es promover un indicador clave de madurez empresarial, y, por tanto, contribuir al desarrollo sostenible de nuestras sociedades.

Las empresas pueden contribuir en la mejora de la salud y bienestar de la mujer con 5 pasos firmes:

  • Desde el propio concepto de innovación que pasa por asumir que trata de romper con las viejas barreras del “siempre se ha hecho así”, y como bien argumenta, Xavier Marcet, “Apostar por la innovación, es apostar por las personas”.
  • Desde la salud en el espacio creando entornos saludables de trabajo que implican procesos que asumen la diversidad como valor productivo, potenciando la singularidad técnica y humana y, por supuesto, fomentando hábitos saludables relacionales en contra de la toxicidad de los sistemas de poder que anulan el talento femenino.
  • Desde la escucha activa, no sirve de nada potenciar a la mujer en puestos de poder, si por ende las empresas obvian la escucha activa y anulan la integración de la voz y el talento femenino en la Project Economy. Los sistemas de gobernanza tienen que ser firmes en su activismo vertebrador manejado por políticas transparentes.
  • Desde la salud financiera las empresas pueden contribuir incrementando aumentos de salariales, expandiendo beneficios, reduciendo costes de atención médica y entregando acciones de compañía que premien el esfuerzo y los valores pero, sobre todo, manteniendo la equidad salarial entre hombres y mujeres.
  • Y, como no, desde la salud física, las empresas pueden mejorar su ratios de producción, rentabilidad y crecimiento, potenciando su relevancia futura, dando un paso más en materia de salud corporativa, existe una gran oportunidad para profundizar en el compromiso con los crónicos, y desde Acuam Healthcare, estamos trabajando en formatos disruptivos con empresas que avanzan sin titubeos en potenciar plantillas saludables, porque potenciar producciones saludables es paliar riesgos futuros y sentar bases firmes que protegen el futuro crecimiento empresarial, el bienestar y la sostenibilidad de las compañías.

Igualdad de género y desarrollo sostenible: conclusión

A modo resumen, desde la perspectiva de sostenibilidad, la salud y el bienestar vinculados a la igualdad de género, son palancas que contribuyen al futuro crecimiento empresarial. Son los apellidos de la madurez empresarial. Ejemplo de una base firme que paliará futuras distorsiones sanitarias. Un compromiso que debe gestionarse sin titubeos desde el liderazgo y gobernanza. Incorporar objetivos de salud en los bonus anuales de dirección es un síntoma saludable de un compromiso real.

Puede que el escepticismo a veces nos juegue malas pasadas pero, favorecer la construcción de una sociedad más saludable entre hombres y mujeres, es el mejor propósito por el que merece la pena levantarnos cada día.

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