Francisco Castaño, Responsable de Servicios de Hardware de Nokia

Entrevista a Francisco Castaño, Responsable de Servicios de Hardware en Nokia: “La misión de un gestor es tener a los mejores en su equipo. Y los mejores en muchísimos casos son mujeres”

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“Seas quien seas, hagas lo que hagas, cuando deseas con firmeza alguna cosa es porque este deseo nació en el alma del universo. Es tu misión en la tierra”, comenta Coelho. En efecto, cuando precisamente nos encontramos en el momento exacto y en el lugar exacto con un propósito vital y profesional muy bien claro, llegamos a meta seguro. Sin pérdida alguna. Es el caso de Francisco Castaño, que muy sabiamente, después de tres décadas trabajando en NOKIA cumpliendo su Responsabilidad Social Corporativa de manera excelente, ha percibido la necesidad de ir más allá, uniendo a ella la Responsabilidad Social Personal involucrándose en varios proyectos a favor del empowerment femenino como voluntario en PWN (Profesional Women Network).

Portador sano de un estilo de liderazgo orientando hacia la confianza y la independencia de su equipo, Francisco Castaño cree que la comunicación es la clave en todos los ámbitos y apuesta por la igualdad de oportunidades inclusiva en el entorno laboral de todas las personas por encima de género o edad por eso fue mentor en STRONG-HER un programa para fomentar el liderazgo femenino en Nokia. Ingeniero de Telecomunicación por la UPM de Madrid, con un Executive MBA en IESE Business School, en Nokia ha desarrollado diversas funciones, desde el diseño de productos hasta la posición actual de pre – venta de Servicios.

Como padre de dos chicos ucranianos con discapacidad intelectual Francisco nos comenta en esta entrevista para Marketing Insider Review que: “He aprendido que todos venimos al mundo con unas capacidades y es nuestra misión acompañarles para que las desarrollen y encuentren su lugar en el mundo”.

«Para dirigir un grupo debes tener conocimientos técnicos de tareas»

Empezamos conociéndote como profesional. Háblame de tu formación y de tu trayectoria en la gran multinacional Nokia…

Desde pequeño me enamoré de la comunicación. Y las “mates” y la física se me daban bien. Por eso decidí hacerme ingeniero de Telecomunicación. Luego entendí que la comunicación trata más de personas que de aparatos, que también son necesarios. Después de un año en el sector de la banca en la ya desaparecida Arthur Andersen, pasé otros dos en AT&T, en la que fue en su época la fábrica más moderna de componentes electrónicos de Europa, instalada en Tres Cantos (Madrid).A finales de los ochenta, salté a Alcatel, empresa de Telecomunicación francesa. Allí empecé como ingeniero y después como gestor del equipo de desarrollo de una familia de equipos, con los que podías hacer llamadas telefónicas básicas, conexión de datos y conexión ADSL para acceder a la incipiente Internet.

También estuve a cargo de las pruebas para la homologación de este producto con los nuevos clientes en Asia, América y Europa. El siguiente paso fue un proyecto de reducción de costes de este mismo producto, donde lideré un equipo de personas de las funciones de Compras, Producción, Diseño e Instalación, gracias al cual el coste se redujo por encima del objetivo propuesto. Posteriormente, me encargué del traspaso de esos diseños a las fábricas en España y Hungría donde ese producto sería fabricado en volumen. Tras una breve estancia en hacer que un proyecto de Televisión sobre IP de un operador se convirtiera en un producto para otros mercados, derivé mi trayectoria hacia el mundo de los servicios.

Después de encargarme del servicio de reparaciones en España y Portugal, mi responsabilidad se extendió y en la actualidad me encargo del análisis de viabilidad y coste de los servicios de reparación en Europa, Medio Oriente y África. Hace cuatro años que Nokia adquirió Alcatel. En este puesto tengo la gran oportunidad de trabajar en todas las áreas del negocio con un gran número de compañeros en todos los continentes.

Más en lo específico: ¿Cómo se combina la componente técnica con la gestión de equipos? ¿y cuáles son las diferencias y similitudes entre la gestión de grupos locales e internacionales?

Dirigir personas es la tarea más compleja a la que me he tenido que enfrentar. Cada persona somos diferentes y además vamos cambiando con el tiempo. Diferentes necesidades y situaciones que llegan con los eventos de nuestra vida, cosas buenas y malas que nos pasan. Para dirigir un grupo tienes que tener conocimientos técnicos de la tarea pero no tienes que ser el mejor en ella y además no es tu función hacerla. Tu misión es la de un director de orquesta o un entrenador de fútbol. Te pagan por facilitar que el engranaje que es tu equipo esté engrasado, para sacar lo mejor de cada persona, en el puesto que cada uno ocupa y con ello, lo mejor del equipo. Las habilidades de un gestor poco tienen que ver con las de quien realiza el trabajo. Y se tienen que aprender.

Esto se olvida en muchas organizaciones donde se ofrecen puestos de gestión a los mejores técnicos como evolución profesional natural. El resultado en muchos casos es la pérdida de muy buenos técnicos para obtener muy malos gestores, que ni saben ni les gusta su nueva función y se dedican a hacer un trabajo que conocen muy bien pero que ya no es suyo. Es como si un entrenador, El Cholo Simeone, por ejemplo, saliera al campo a tirar los penaltis. Sería impensable, ¿verdad? Esta exigencia de habilidades especializadas para dirigir equipos en mucho mayor si en tu equipo hay diversidad cultural, de edad, de país, o de lengua. Es un reto enorme dirigir un equipo que está diseminado, con el que no puedes interactuar de modo presencial. En necesario aprender a hacerlo porque requiere, como en todos los oficios, habilidades concretas que no son evidentes ni innatas.

«La clave para que un equipo funcione es la confianza»

La pandemia ha cambiado radicalmente la forma de concebir el trabajo. Una transformación que ya venía a pequeños pasos con la era de la digitalización. Me gustaría que hablásemos de la gestión del trabajo por objetivos y más en concreto del Smart Working. ¿Es esta una realidad que ha venido para quedarse?

La clave para que un equipo funcione es la confianza, que es algo muy frágil, como en toda relación humana. Confianza en los dos sentidos. Jefe-colaborador y colaborador-jefe. Si el objetivo de tu grupo está claro, lo cual es tu tarea como gestor, y la contribución de cada colaborador es acordada de forma que cada uno esté motivado con su tarea, ésta será realizada con el máximo empeño para lograr satisfacción por el logro del objetivo del equipo, que es mayor que la del suyo individual. Entonces no hace falta controlar ni las horas que se trabajan ni el lugar ni el momento del día, salvadas las entregas acordadas con puntualidad, contenido y calidad.

En mi experiencia, las personas de mis equipos han funcionado objetivamente mejor, han producido mejores resultados cuando se han podido organizar el trabajo por su cuenta, según sus necesidades y además han tenido acceso a la tecnología necesaria (ordenadores, teléfonos inteligentes, acceso a herramientas desde cualquier lugar, etc.) Los trabajadores, más valiosos ya no piden sólo dinero a cambio de su contribución. Reclaman un proyecto motivador, una empresa con valores afines a los propios, con flexibilidad de horario para poder conciliar con su vida personal. Y a cambio entregarán toda su experiencia y saber hacer, que es lo que las empresas necesiten.

Lo veo como una relación entre iguales. Ambos necesitan del otro. Empresas y empleados. Esa es ya la clave del éxito de las empresas. El cambio de tiempo por dinero es un concepto de la era industrial que ya quedó atrás.

Y el Smart Working es incuestionable, no hay vuelta atrás. Porque el mercado del trabajo ha rebasado definitiva e irreversiblemente las fronteras geográficas. Los mejores empleados y las mejores empresas están por todo el mundo. Por un lado, es una oportunidad ya que puedes optar a trabajar para esa empresa que te enamora aunque esté a miles de kilómetros de casa y a sensu contrario es una amenaza porque personas de todo el mundo pueden optar a puestos en esas mismas empresas. El campo de juego se ha ampliado, pero hay muchos más jugadores.

Hablamos de empowerment femenino. Es un tema muy actual pero aún, en mi opinión, queda un gap entre el mensaje a trasmitir y los hechos a cumplir para que sea efectivo y sobre todo para que la igualdad de género quede implementada al 100%. Me gustaría que me dieras tu visión… ¡Adelante Francisco!

Como decía antes, la misión de un gestor es tener a los mejores en su equipo para lograr los objetivos. Y los mejores en muchísimos casos son mujeres. Pero no por únicamente por su género, sino porque aportan visión, experiencia, forma de hacer, forma de comunicar, de gestionar equipos, de comprometerse, como profesionales y como personas.

Y no es sólo ficharles, sino asegurar que no tienen barreras para hacer su trabajo (formación, habilidades, integración, etc.), y llegar al punto de desarrollo y responsabilidad que deseen y para el que esté preparadas. Esto supone entender las necesidades que tienen y proporcionar los medios para que ellas las superen.

O esperar un tiempo a que esa persona se pueda incorporar, como aquella vez que esperé 15 meses por una colaboradora que tuvo un hijo y yo quería que estuviera en mi equipo.

Como decía antes, mi idea es que cada persona llegue al punto de responsabilidad, al puesto que desee y acompañarla a que esté preparada para ello. Me apasiona aprender y también enseñar y compartir. Por este motivo fui mentor de dos compañeras de otros departamentos dentro del programa de mentoring de STRONG-HER (programa para fomentar el liderazgo femenino en Nokia).

«No avanzamos a la velocidad que se esperaba para que las mujeres lleguen a puestos que deseen»

Si te dijese “PWN” y “Proyecto woMEN”, ¿Qué me comentarías?

Como te decía antes, me apasiona enseñar y compartir. Y estoy en un momento que yo llamo de Responsabilidad Social Personal, más allá de la RSC de mi empresa. La vida me ha tratado bien a pesar de que las cartas que me han tocado no siempre han sido fáciles de jugar. Y quiero devolverlo de alguna forma. A través de una compañera, supe de las actividades de la asociación PWN (Professional Women Network). Algunas de esas actividades me han permitido extender el alcance de las que ya realizaba en Nokia.

Desde enero de 2020 colaboro como mentor, ayudando a hacer mejores presentaciones que contengan gráficas y datos mediante Data Storytelling. En una empresa es raro que no tengamos que hacer alguna presentación nosotros mismos o alguien cercano y no nos enseñan a hacerlas, resultando una mala experiencia para presentadores y audiencias. En el año 2020 hemos hecho dos ediciones de este programa con una acogida increíblemente buena. Y ya estamos lanzando el de 2021.

Sin embargo creo que no estamos avanzando a la velocidad que se esperaba en el objetivo de que las mujeres lleguen a los puestos que deseen en las empresas. A este ritmo hablamos de un par de siglos para llegar a un cierto equilibrio. Es mucho tiempo en el que vamos a desaprovechar talento. Y que va a provocar mucha frustración.

Por eso estoy convencido de que hay que reforzar la estrategia desde una perspectiva más integradora, más inclusiva, para que muchos hombres se involucren activamente en asociaciones y sobre todo en sus propias empresas. De ahí arranca el Proyecto woMEN que tengo la inmensa fortuna de liderar dentro de PWN, para reclamar y hacer así visible esta involucración masculina.

Concretamos más tu actividad en PWN. ¿Qué me comentas del storytelling con datos? ¿Cómo se te ocurrió la idea? ¿Cómo y cuándo decidiste plasmarlo en un libro? Cuéntame más…

He visto más de mil quinientas presentaciones a lo largo de las tres décadas de vida profesional. En la mayor parte de ellas mis compañeros y jefes las han pasado canutas.

En la etapa formativa no nos enseñan a hablar en público. Pero según entras en tu primera empresa, te piden que hagas una presentación con los datos de los resultados de una encuesta, por ejemplo. Y lo haces lo mejor que sabes, pero hay cosas que no son intuitivas (hasta que te las cuentan). Buscando un tema original para el mentoring en PWN, pensé que éste lo era sin duda.

Por otro lado, nos encanta escuchar historias. Y desde luego se pueden usar como modo de facilitar la enseñanza, la formación. Y también para envolver una presentación, incluso basada en datos, en un atractivo papel de regalo que primero atraiga la atención de tu audiencia y luego la deleite.

En medio de la preparación del mentoring de PWN me vino la idea de desarrollarlo más profundamente en un libro. Y la mezcla se produjo sola. ¿Por qué no relatar la forma en que una persona como cualquiera de nosotros (Luis, protagonista del libro) descubrió cómo hacer presentaciones con datos, envueltas en una historia?

Al final, cuento una historia sobre cómo usar las historias en cada una de tus presentaciones con datos. Y una historia en la que los lectores, tú mismo, se reconozcan a sí mismos.

Imagina que quieres enseñar a restar a un niño. Puedes aburrirle con el minuendo y el sustraendo O le puedes meter en un cuento en el que va contigo a la compra y le dices que averigüe si lleva suficiente dinero para el pan y una chuche. Seguro que por el interés en comprar la chuche buscará el modo de hacer la resta a ver si le llega el dinero. Cuando metes a tu audiencia en la historia, aparece la magia.

Finamente auto publiqué el libro en formato de tapa blanda y e-book en Amazon y se puede encontrar aquí: http://leer.la/storytelling

Convencida firmemente de que detrás de cada profesional siempre hay una persona extraordinaria por conocer y de la cual aprender, me gustaría conocer mejor al Francisco que no lleva traje y corbata. Adelante…

Bueno, me gusta que me llamen Paco. Soy bajista aficionado, runner y padre de dos hijos adoptados y con una discapacidad intelectual ligera. Estoy en un momento creativo muy potente, tengo en mente mil proyectos para poner en marcha antes de que sea tarde. Me encanta ayudar y he encontrado en los niños y las mujeres los colectivos en los que me quiero centrar principalmente. En 2021 quiero publicar mi segundo libro, que esta vez tratará de mi experiencia con la adopción de mis dos hijos ucranianos. Creo que puedo aportar una visión diferente de la gran aventura que comenzó en noviembre de 2002 cuando aterrizamos procedentes de Kiev. Deseo que sirva de ayuda a familias que están en el proceso o lo están considerando y a profesionales de la educación y la medicina. La continuación de la historia de Luis vendrá después.

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