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El emprendimiento femenino: ¿Necesidad o realidad?

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Aportaciones finales de Virginia Fernández, CEO SMART Real Estate y WIRES Board Member

Cuando hoy en día hablamos del emprendimiento femenino debemos de poner atención en el crecimiento que está teniendo puesto que la razón principal se encuentra en la evolución natural en el papel de la mujer en la fuerza laboral de nuestra sociedad.

Cabe destacar también que otra forma tradicional de emprendimiento femenino es a través de ocupaciones adicionales a las de un trabajo formal. Muchas mujeres empleadas formalmente suelen buscar incrementar sus ingresos a través de pequeños negocios colaterales. Este tipo de emprendimiento es alentado y soportado por diferentes modelos de negocio a través de los cuales las mujeres suplementan sus ingresos como distribuidoras, vendedoras independientes, representantes, etc. aprovechando sus propias redes de contactos.

Sin embargo, cuando hablamos de emprendimiento, actualmente no podemos dejar de lado la equidad de género, eje fundamental del cambio radical a nivel social, cultural y económico. Ha sido frecuente en muchas sociedades que se han manejado patrones de comportamiento ambivalente hacia el trabajo femenino. De hecho, la idea de que una mujer se desempeñara profesionalmente en trabajos que le requerían estar fuera de casa gran parte del día, ocuparlas en labores diferentes a las del hogar, hasta hace relativamente poco era verdaderamente inconcebible. En ese entonces, el lugar de la mujer era el hogar, atendiendo a su familia. Es historia bastante reciente que está siendo cambiada por parte de la fuerza femenina de empoderamiento y autoconciencia, practicas cada día más necesarias. 

Con la evolución – y revolución– social del siglo pasado, las mujeres ocupamos cada vez más y mejores espacios laborales. Sin embargo, cabe destacar que, a lo largo de este camino hacia el desarrollo de carreras profesionales, las mujeres nunca dejamos de emprender en el sentido más genérico del término.

El emprendimiento femenino y sus retos

Los retos a los que se enfrentan las mujeres emprendedoras no son diferentes a los retos a los que se enfrentan los hombres, es un hecho innegable. Los avances en la equidad de género se han encargado de que, al menos en papel, cualquier emprendedor cuente con las mismas oportunidades. Sin embargo, el gran obstáculo que una emprendedora enfrenta es que la tomen en serio al 100%.

Todo esto se traduce en el hecho de que los emprendimientos iniciados por mujeres suelen ser vistos y consideradas como “negocios”, y mientras se mantengan en ese estatus, las emprendedoras son apoyadas y alentadas por la sociedad. ¿Pero qué pasa cuando llegan a ser empresas? Cuando el “negocio” se transforma en una verdadera empresa –el ideal de cualquier emprendedor/a– la percepción social cambia, dificultando en cierto modo el camino para el desarrollo y consolidación de los emprendimientos.

Recordamos que muchas empresas exitosas hoy se iniciaron, literalmente, en la mesa de la cocina de su fundadora. Sin embargo, la buena nueva es que las mujeres emprendedoras pueden contar hoy con más apoyos que nunca para desarrollar y profesionalizar sus proyectos a través de programas gubernamentales específicos, apoyos de organismos privados dedicados al posicionamiento/empoderamiento de la mujer, así como numerosas redes de emprendimiento femenino que las acompañan, orientan e incluso financian para poder lograr que el número de empresas iniciadas y dirigidas por mujeres siga creciendo cada día más.

En cierto modo, cada vez más, el liderazgo femenino está siendo tomado más en serio que en pasado. Todo un logro, sin duda. Aunque cabe destacar que queda mucho, muchísimo por hacer todavía. 

Mujeres emprendedoras: un caso concreto

Por Virginia Fernández

Se habla de liderazgo femenino, de la necesidad de que las mujeres ocupen más puestos en la alta dirección y los consejos. Se exige igualdad, romper techos de cristal y luchar contra la brecha de género en el ámbito empresarial. Pero ¿qué pasa con el emprendimiento femenino?

Según datos del último estudio Global Entrepreneurship Monitor Spain, la brecha entre hombres y mujeres a la hora de emprender ha disminuido por sexto año consecutivo. En la actualidad 9 mujeres inician negocios por cada 10 hombres españoles, una cifra que supera la media europea, donde sólo se cuentan 6 mujeres emprendedoras por cada 10 hombres. Esto supone que en España el 48,4% de las personas emprendedoras son mujeres.

Y aunque estos datos son buenos y vemos cómo la brecha se reduce considerablemente, no debemos quedarnos ahí. El emprendimiento femenino por oportunidad (no por necesidad) ha seguido la senda contraria y, en los últimos seis años, las diferencias de género se han ampliado. Esto es el reflejo de la falta de empleo, de una alternativa laboral mejor o de las barreras a las que las mujeres se enfrentan en el mercado laboral tradicional.

Insight del emprendimiento femenino

Mi caso concreto es un reflejo de estos datos. Desde hace dos años soy una de esas 9 mujeres emprendedoras por cada 10 hombres. Sin embargo, como bien apunta la estadística, lo he sido más por necesidad que por oportunidad.

Dicho esto, la historia de mi emprendimiento tiene matices. En mis 15 años de experiencia profesional previa, nunca aspiré a emprender. Hay gente a quien el gusanillo de montar un negocio le viene de serie, pero no fue ese mi caso. Como he dicho, emprendí en gran parte por necesidad. Una necesidad primaria de falta de empleo, por unas circunstancias muy concretas, pero una necesidad también de superar barreras. Y es que la brecha de género en puestos directivos también afecta al sector de la comunicación, donde, según datos de la asociación DIRCOM, solo tres de cada diez mujeres ocupan puestos de dirección en comunicación.

He visto (y vivido) demasiadas veces en mi carrera como, a pesar de demostrar ser más válida para un puesto de dirección, un hombre ha acabado ocupando ese cargo. Atributos como ambición, profesionalidad y crecimiento personal son los que me llevaron a crear SMART Real Estate, mi agencia de marketing y comunicación y, hasta el momento, mi experiencia de emprendimiento femenino está siendo francamente enriquecedora. He formado un equipo de 8 profesionales, en su mayoría mujeres, con quienes comparto y aprendo a diario.

Los retos de las mujeres emprendedoras

En cuanto a los retos a los que se enfrentan las mujeres emprendedoras, la financiación es uno de ellos. En mi caso, de momento no he tenido que hacer frente a ello ya que mi empresa va creciendo de forma orgánica, poco a poco. Pero el problema de financiación de las mujeres empresarias es una realidad. Prueba de ello es que se crean iniciativas tan necesarias como Financiamiento para Mujeres Emprendedoras (We-Fi), una alianza multilateral promovida por el Banco Mundial que apoya a las emprendedoras brindándoles acceso a la financiación, los mercados y la tecnología, a la vez que trabaja con los Gobiernos y el sector privado para promover la actividad empresarial de las mujeres.

Sin embargo, en mi opinión, el gran reto al que nos enfrentamos las mujeres emprendedoras es el de tener referentes. En general se trata del reto al que se enfrentan todas las mujeres trabajadoras, no obstante, se está avanzando en el camino para visibilizar a las mujeres directivas y, que así, el resto puedan contar con referentes en los que apoyarse. Pero creo que todavía queda mucho camino por recorrer en la visibilidad de la empresaria, de la emprendedora de éxito.

Es una realidad que los empresarios de éxito suelen mirarse en el espejo de otros empresarios exitosos. Como empresaria, he querido inspirarme en referentes anteriores, pero es verdaderamente difícil encontrarlos a simple vista porque aún queda mucho trabajo por hacer visibilizando el emprendimiento femenino.

Por eso, altavoces como éste, redes de mujeres que se apoyan y se promocionan y, sobre todo, el compromiso de la sociedad, los medios y el ámbito público por dar visibilidad a la mujer emprendedora debe ser firme.

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