el feminismo en La casa de papel en los personajes femeninos como Tokio y Nairobi

Una nueva realidad social en las series: El feminismo en La casa de papel

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En estos últimos años Netflix ha venido desafiando, en cierta forma, algunos de los roles tradicionales que ocupan las mujeres en los medios de comunicación. Es cierto que ha ido incorporado series que han buscado desestabilizar casi totalmente los estereotipos sexistas clásicos para poder proponer nuevos protagonismos, otras miradas y diferentes posibilidades de ser heroínas. Por fin, las mujeres no son invisibles sino parte activa de la comunicación. En este artículo analizamos el concepto de feminismo en La casa de papel, miramos desde cerca sus personajes femeninos, como en cierto modo actúan en respuesta a la ancestral estructura patriarcal, centrándonos en las representaciones sociales de género que se concretan en la nueva apuesta de la industria cultural.

¿Estamos frente a un cambio mediático real o simplemente a una moda momentánea? Veamos.  

Personajes femeninos en La casa de papel y el lenguaje no sexista

La sinopsis de La casa de papel se presenta así: “Ocho ladrones toman rehenes y se resguardan en la Fábrica Nacional de Moneda de España, mientras el líder de la banda manipula a la policía para cumplir con su plan. Protagonistas: Úrsula Corbero, Itziar Ituño, Álvaro Morte”.

Notamos como aquí tampoco se utiliza lenguaje no sexista ni se destaca especialmente la presencia de mujeres en La casa de papel entre las protagonistas. De hecho, si nos fijamos bien, habla de “ladrones” y no de “ladrones y ladronas”. Aun así cabe destacar que, en los títulos, el primer nombre que aparece es el de la actriz protagonista.

El feminismo en La Casa de Papel se plasma en casi su totalidad en las protagonistas femeninas de Nairobi y Tokio pero no por la visibilidad narrativa que le hubiera podido ofrecer Netflix sino por algunos comportamientos incluso frases como la de Nairobi “Empieza el matriarcado”. Esta frase resulta una clara manera de instalar en el personaje de Nairobi un matiz feminista (aun así no se puede hablar in toto de un feminismo definido) pero esto no es destacado, ni mencionado siquiera en la sinopsis central de Netflix que hemos visto anteriormente.

Las mujeres en La casa de papel desde cerca: Tokio y Nairobi

Tokio, en La casa de papel, aparece como la clásica femme fatale: su personalidad es desequilibrada, deseada, atrevida tanto que sus compañeros la definen “un maserati” (¿Objetivación de la mujer?) además está con un varón más joven que ella. Su personaje es impulsivo y es por ello que arruina el plan colectivo en más de una ocasión. Es cierto que, si tuviésemos que tomar este como ejemplo de feminismo en La casa de papel, mal iríamos; ya que la narrativa que desarrolla Netflix destaca más sus defectos que sus habilidades.

Su representación es ambivalente ya que por un lado es lo más rechazado de las mujeres, pero por otro también lo más demandado. Se presta a la representación de lo fácilmente criticable, puesto que es egoísta, solitaria, emocional, visceral, sexual. Se habla mucho de que tanto Tokio como Nairobi rompen los esquemas de las protagonistas clásicas femeninas, pero cabe subrayar que el personaje de Tokio está representado como una versión millennial de la chica sexy de cualquier serie de acción. ¿Es cierto que la presentan en ropa interior, mostrando su belleza adecuada al patrón occidental?

Hablando de feminismo en Netflix: el papel de Nairobi

Con respecto al papel de Nairobi, es posible percibir en ella representaciones del matriarcado decolonial. Su belleza no pertenece a los cánones europeos y se relata una vida de sufrimiento debido a la desigualdad social. Aun así, Nairobi tiene objetivos y por ello logra mantenerse fría: tiene un plan que desea ejecutar sin errores para poder recuperar a su hijo. Un clímax del feminismo en La casa de papel se debe justamente a ella cuando, con su frase “empieza el matriarcado”, derrumba al líder del atraco, machista y violento, Berlín.

Al final, en la narrativa de la serie, su propuesta de matriarcado no funciona, por lo que el personaje misógino Berlín retoma el poder. Aun así destacamos en el papel de Nairobi un rasgo más racional, más estratega, en contraposición con Tokio, como si sólo existieran entre mujeres esos dos polos: totalmente racional o completamente emocional.

Finalmente, ella también cede o pierde poder frente al macho (Berlín) nuevamente. Así que: juega con el protagonismo, el liderazgo femenino pero no accede a él por completo como a subrayar la presencia metafórica del “techo de cristal”.

De Nairobi destacamos su ser sororidaria con las demás mujeres: las acompaña y las equilibra además de motivarlas (lo vemos claramente en la escena de Alison Parker en el baño de la fábrica de moneda y timbre en la primera temporada). En ese punto, el feminismo brilla en ella pero su personaje no deja de ser la heroína que ocupa un papel secundario.

Feminismo en Netflix: ¿Cambian totalmente los estereotipos en el nuevo milenio?

El feminismo en La casa de papel está entonces representado por Tokyo y Nairobi que se muestran independientes y con cierto poder. Son desde luego más fuertes y contestatarias, es decir que adoptan características tradicionalmente vinculadas a lo masculino para poder ejercer en esos lugares políticos y/o de tomas de decisiones. Esta asociación entre el poder y lo masculino, vinculando a los hombres con los puestos de responsabilidad y el liderazgo, se enlaza sustancialmente a la perpetuación de los roles tradicionales de género (García-Mina, 1998).

Los personajes masculinos y los personajes femeninos en La casa de papel siguen respetando la heteronorma o sea los mandatos patriarcales. El macho es sumamente macho alfa y las mujeres, aunque terminan realizando intentos por desviarse de las normas patriarcales, jamás lo consiguen.

De esta forma sí es verdad que los contenidos en estas tramas parecen atender a nuevas demandas de la sociedad, incorporando personajes y narrativas que apelan a la diversidad y a la contestación pero, es posible sugerir que ese movimiento se dirige más a atraer nichos de mercado en la industria del entretenimiento que a proponer una crítica social más amplia y profunda. Sigue entonces persistiendo un gap entre la emancipación real, la erradicación de los estereotipos de género, la preparación del terreno social y la demanda consumista.

Conclusiones… ¿feministas o realistas?

En base a todo lo comentado anteriormente con respecto al feminismo en La casa de papel, podemos ver cómo el análisis realizado por muchas décadas con respecto a los estereotipos de género en los medios de comunicación no solo debe de continuar sino que debe confluir en un cambio real y tangible. Actualmente, una parte fundamental de los obstáculos para poder alcanzar una plena igualdad y equidad de oportunidades entre mujeres, varones y disidencias sexuales, está vinculado estrechamente con los micromachismos, sexismos y estereotipos que refuerzan las desigualdades patriarcales.

Para poder derribar las violencias de género y dejar las subjetividades femeninas pautadas en la libertad, debemos de poder eliminar las creencias y estereotipos que sostienen que las mujeres somos el sexo débil e inferior. Por lo tanto, es extremadamente importante dejar de reproducir y de crear sexismos.

Finalmente, con respecto a la parte que nos toca como medios de comunicación, ya que las imágenes que transmitimos crean modelos y representaciones sociales de género, parece oportuno emplear un tratamiento equitativo entre varones, mujeres y disidencias sexuales con respecto a sus características y funciones desempeñadas. Todo esto es fundamental si se pretende avanzar seriamente hacia una sociedad sin discriminación de género.

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